Nizhni Nóvgorod, Rusia, 21 jun (PL) Los argentinos se encomiendan hoy a las matemáticas; urgencias críticas, la suerte de la Albiceleste en el Mundial de fútbol de Rusia se apaga como un vela en un ambiente sin oxígeno.
La culpa es de Lionel Messi, de eso no hay duda alguna. Aunque el portero Willy Caballero haya regalado un gol y permitido otro, cuya trayectoria estaba más avisada que la II Guerra Mundial, el culpable es el mejor jugador del mundo.
Âí3-0! Croacia, que jamás había vencido a un equipo de América del Sur en Mundiales, le propinó una escandalosa goleada a la Argentina, cuya historia exhibe una franja maravillosa de dos títulos mundiales, pero su presente invita al desprecio y la apatía.
Clasificada de pura casualidad a la Copa del Mundo, algo aberrante para un país con tantos futbolistas de primer nivel, Argentina es ahora mismo una selección sin cabeza y sin líderes, repleta de jugadores que pueden fallar un gol aunque los 7,32 metros de portería estén más desolados que la Antártida.
Lo de hoy en estadio de Nizhni Nóvgorod quedará para la historia. Croacia no solo goleó, sino que el resultado 3-0 se antoja corto para la cantidad de ocasiones que tuvieron los europeos, mientras los albicelestes veían pasar los minutos sin alterar demasiado al arquero y a la defensa rivales.
Maradona, incrédulo ante tanto descalabro, se comía las uñas en el palco VIP. No debe haberle quedado sana ni una sola cutícula de los 10 dedos. El Peluza siempre lo dijo: (Jorge) Sampaoli es técnico de selecciones chicas.
Argentina salió, a vista de todos, en busca de un empate que la dejara encarrilada de cara a la última ronda de partidos del grupo D. Pero cualquier equipo de ese país que especule de esa manera, merece un como mínimo un desenlace este.
Es increíble ver como desperdician el talento sobrenatural de Messi con planteamientos tácticos tan rústicos y estáticos, arcaicos.
Con todo el respeto hacia el adversario -frase común de siempre-, Argentina debió salir a «matar» a Croacia, sin embargo, el técnico decidió que era mejor dejar en el banquillo a jugadores como Ángel Di María, Paolo Dybala o Gonzalo Higuaín.
Ahora, solo pienso en el fútbol que propone Josep Guardiola. Si el genial estratega español dispusiera de esas piezas, seguramente las juntaría en el campo, para potenciar el desarrollo de Messi en cada jugada, en cada movimiento.
La inexpugnable Moscú, gran capital de la Copa del Mundo, no cree en lágrimas. Argentina está a punto de quedar fuera del torneo en la fase de grupos, algo que no sufre desde 2002, cuando hicieron las maletas anticipadamente, pese a ser considerada entonces la mejor escuadra del planeta.
A estas alturas del campeonato, los vigentes subtitulares mundiales dependen de terceros, algo imperdonable a los ojos de los hinchas albicelestes que repletan cada rincón de Rusia para dejar la vida por su selección nacional.
Si mañana Islandia supera a Nigeria, las posibilidades de Argentina se reducirían estrepitosamente, pero si ocurre lo contrario aumentarían las posibilidades de resurrección. Un empate entre esos equipos sería ideal para los sudamericanos.
En la última ronda del distrito D, Argentina, con apenas un punto, chocará contra Nigeria y Croacia ante Islandia.
Pese a estar clasificados, los croatas forzarán la máquina a full para asegurar la primera posición del grupo y evitar así a Francia en los cruces de octavos de final, un factor beneficioso para Argentina, que sí o sí deberá buscar la victoria ante los nigerianos, y por goleada.
Solo queda esperar; en el caso de los argentinos, rezar. El papa Francisco, acérrimo hincha de la Albiceleste, ayudará en ese tema a todos los feligreses que profesen amor por la tierra de Carlos Gardel.